Estar presentes

Estar presentes

Estar presentes

Por Luis Wertman Zaslav 

La incertidumbre es un componente de la vida y está atada a nuestra idea de lo que es el futuro. El pasado, que tiende de mejorar con el paso del tiempo, es la acumulación de momentos en los que podemos estar más o menos presentes.

Sin embargo, estamos en un cambio de época en el que nos conviene mucho estar aquí y ahora. Nuestra atención se fragmenta en muchos lugares y por medio de muchos dispositivos que nos estimulan en varias direcciones, pocas que tengan que ver con estar en el presente.

Es un ejercicio popular de meditación y de toma de consciencia, practicar la concentración en el momento, tanto para disfrutarlo, como para aprovecharlo y enfocarnos en corregir lo que nos afecta. La importancia del presente está en que, si actuamos de manera correcta, construimos el mejor pasado posible y, al mismo tiempo, le damos cierta certeza al futuro que podemos predecir.

Estar en el momento significa no distraerse y ejercitar algunos hábitos que nos ayudarán mucho en este periodo histórico. Menciono tres que, pienso, pueden ser de enorme utilidad social: estar con la familia; estar con las y los amigos; y estar con nuestros vecinos. Puede haber otras variantes, lo importante es estar sin distracciones y con la atención completa.

Si hacemos un hábito personal estar con la familia, estaremos informados de primera mano acerca de lo que ocurre con las personas que más nos importan. No es solo una cuestión de dedicar tiempo, es entregarnos por completo a ellas y a ellos para conocer sus ideas, sus alegrías, sus miedos y sus expectativas. Es ir más allá de la supervisión como madres, padres o responsables de crianza. El objetivo es entregar nuestra atención a ellos y demostrar que no hay una sola distracción que pueda alejarnos de su vida cotidiana.

Uno de los retos más grandes que tenemos como sociedad es el de conectar con las generaciones que vienen detrás. Al mismo tiempo, protegemos a los más jóvenes de los peligros de un entorno en el que la superficialidad, la desinformación y los mensajes instantáneos para fomentar el consumo, pueden enganchar con facilidad a niñas, niños y adolescentes en entornos de inseguridad.

Aunque su objetivo inicial no era llenarse de emociones negativas y de falsedades, las redes sociales son plataformas que comienzan a crear perjuicios que debemos evitar. Una ola de ansiedad temprana y de problemas de salud mental crecen en el planeta debido a que millones de jóvenes y menores de edad se encuentran conectados durante horas a un torrente de mensajes que tienen pocos filtros y menos contexto para poderlos comprender de manera correcta.

Problemas sociales como el suicidio, los trastornos alimenticios, la depresión, escalan como las enfermedades del futuro inmediato, precisamente porque estamos dejando de atender el aquí y ahora de quienes necesitan nuestra plena atención. ¿Cómo saber qué tan presentes estamos? Es sencillo, ¿cuánto sabemos sobre quienes nos importan más? ¿Cuántas veces a la semana dedicamos tiempo a dialogar y a conocernos dentro de nuestra propia familia? De la respuesta, sabremos qué tanto debemos corregir.

De acuerdo con cualquier estudio científico sobre nuestra especie, somos seres sociables y necesitamos estar en grupo para cualquier actividad que deseemos llevar a cabo. Ya sea para crecer económicamente, como para mantener un equilibrio emocional, no podemos estar solos. El punto no es la búsqueda de compañía, sino establecer relaciones personales con tantos individuos como podamos. Vivimos en una etapa en la que podemos caminar kilómetros concentrados en una pantalla, sin cruzar una sola palabra con algún semejante. Quien lo dude, por favor, salga unos momentos a la calle.

Uno de los remedios para las principales enfermedades que nos aquejan hoy es el contacto con amistades. Convivir con amigas y amigos reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y diabetes, los dos padecimientos que cobran millones de vidas alrededor del mundo. Existen una percepción falsa de que conforme avanzamos en este camino, nos aislamos y perdemos contacto con la gente que era cercana. Igual que con la actividad física, la edad no tiene ninguna relación con hacer ejercicio o con estar en comunicación con otras personas y los beneficios a la salud son enormes.

Finalmente, estar como vecinos y miembros de una comunidad, independientemente de su tamaño. Si queremos solucionar la mayoría de los problemas sociales de los que tanto nos quejamos, la clave es estar presentes como ciudadanos. En las asambleas de condóminos, en las reuniones de vecinos de nuestra calle, en las citas públicas en las que es necesaria nuestra presencia para tomar decisiones que nos incumben a todas y a todos. Estar con auténtico civismo es la única manera de construir una sociedad inteligente y en paz. Dediquemos el tiempo que es necesario.

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